1.500 civiles armados participan en la toma de un pueblo en el sur de México

Un llamado grupo de autodefensa obliga a destituir al jefe de la comandancia de un pueblo de Guerero tras secuestrar a varios policías a los que acusaron de proteger a narcos.

Juan Diego Quesada México 26 MAR 2013 - 22:53 CET


Clic aqui para ver la imagen en tamaño original de 764x669 y 141KB.
1.500 civiles armados participan en la toma de un pueblo en el sur de México 1364334836_955095_1364335106_noticia_grande

Un grupo de autodefensa, ciudadanos que han tomado las armas y actúan como una policía paralela en algunas regiones de México especialmente violentas, ha sitiado un municipio del estado de Guerrero y mantienen retenido al jefe de policía local, ocho de sus agentes y tres escoltas del ayuntamiento, a los que acusan de proteger a narcotraficantes de la zona.

Al frente de 1.500 hombres armados que irrumpieron de madrugada en el pueblo iba Bruno Plácido. “Los tengo bien puestos. Entramos con cuernos de chivo [fusiles de asalto]”, dice por teléfono. Se presentaron en el pueblo de Juan R. Escudero [Tierra Colorada] un día después del asesinato de uno de sus comandantes, Guadalupe Quiñones. Sospechan que los uniformados están detrás de ese crimen.

Eso los llevó a tomar un pueblo en plena noche. Los miembros del Sistema de Justicia de los Pueblos de la Costa Chica, integrados por gente de pueblos indígenas de los alrededores, tomaron el ayuntamiento y pusieron a patrullar a otro puñado de personas en busca de criminales en el municipio. En la entrada al lugar y en la carretera federal Chilpanchingo-Acapulco colocaron retenes.

El asunto pinta tan mal que hasta allí se desplazó la procuradora –fiscal- de Guerrero. La alcaldesa, a mediodía, comenzó a negociar con la autodefensa y acordó destituir al jefe de policía y abrir una investigación a cambio de que dejasen en libertad a todos los retenidos. “Es una forma de despresurizar la situación”, cuenta Juan Angulo, director de El Sur, un periódico de Acapulco.

Las autodefensas las forman grupos de
ciudadanos armados que se toman la justicia por su mano. Hartos de la violencia y la corrupción policial, deciden actuar por su cuenta. Algunos de estos grupos son sospechosos de tener un nexo con el narcotráfico pero otros tienen más que ver con la tradición de guerrillas de izquierdas latinoamericanas.

Algunas de estas autodefensas, que llegan a juzgar y condenar a los detenidos en procesos judiciales más que dudosos, provienen de las policías comunitarias mexicanas, algo que existe desde hace décadas y a la que tienen derechos los pueblos por ley. Una encuesta reveló que seis de cada diez ciudadanos ve con buenos ojos su existencia. Otros en cambio creen que es el fiel reflejo de la incapacidad del estado de proteger a sus ciudadanos.

El padre Mario Ocampo, un cura que alimenta el alma de los que tomaron este municipio, cree que la labor que hacen estos ciudadanos armados es admirable. “La inseguridad que se vive aquí es tremenda. Violaciones, asesinatos, robos…ahora gracias a ellos se están evitando muchas muertes”.

Otro párroco, Jesús Mendoza, dialoga como representante de la archidiócesis de Acapulco con estas organizaciones indígenas que antes tenían en su agenda el precio abusivo de la luz y las explotaciones mineras pero que ahora, acorde a los tiempos,
se preocupan sobre todo por su pellejo. “Los representantes de sus pueblos fueron secuestrados. A nosotros nos interesa lo que pasa en los pueblos. Dialogamos con ellos para que esto se encauce por la vía de la paz”, sostiene Mendoza. Pero la realidad es otra: las balas se están combatiendo con más balas.

http://internacional.elpais.com/inte...36_955095.html