En agosto de 2013, un grupo de 110 mujeres se armaron para luchar contra el crimen organizado en Xaltianguis, Guerrero, un municipio de la región de la Costa Chica. Dos años después, también en agosto pero de 2015, el asesinato de Miguel Ángel Jiménez Blanco, uno de sus principales líderes, marcó el fin de la agrupación por temor a correr la misma suerte.