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El infierno se llama Michoacán - La población se ha organizado en grupos de defensa armados
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El infierno se llama Michoacán - La población se ha organizado en grupos de defensa armados
El infierno se llama Michoacán
El Estado mexicano, uno de los más violentos, vive una ola de terror
La población se ha organizado en grupos de defensa armados con 'AK-47'
El ejército toma el control del puerto de la droga más importante del país
_____________________________________________________________
Cinco cadáveres hallados en una furgoneta en La Piedad, en el estado de Michoacán. AFP
JACOBO GARCÍA Especial para EL MUNDO México D.F.
Michoacán es un estado indígena, verde y frondoso, con un tamaño dos veces el de Cataluña y ubicado en la costa del pacífico. Un paraíso paisajístico que, sin embargo, tiene dos desgracias: es uno de los estados más pobres de México y está atravesado por uno de los corredores de droga más activos de Latinoamérica. Un pasillo que empieza en el puerto Lázaro Cárdenas y sigue hasta Estados Unidos.
Durante años, entre estas montañas, la única presencia del Estado fue la de miles de policías y alcaldes en la nómina del narco... hasta que se perdió el control. En la actualidad, hasta cuatro cárteles - La Familia Michoacana, Los Zetas, Nueva Generación y los Caballeros Templarios- se disputan la plaza a cara de perro como si fuera un botín.
En un principio, sólo comercializaban la droga. Pero a medida que la presión militar se hizo mayor y el dinero dejo de fluir como antes, aumentó la voracidad recaudatoria de los cárteles. Primero empezaron a exigir derecho de piso a los comerciantes, luego a secuestrar emigrantes centroamericanos, después a extorsionar ganaderos y finalmente lo fueron ocupando todo, incluso los mercadillos callejeros y la piratería.
Grupos de defensa armados
Atrapadas entre esos dos fuegos, hay más de cuatro millones de personas. Pero han gritado «¡Basta ya!» y se han organizado en Grupos de Autodefensa que abarcan ya 43 municipios de Michoacán. El pasado 26 de octubre, en Tepaltcatepc y La Ruana, cientos de pobladores, cansados de la violencia, se reunieron y, armados con 'AK-47' y dos altavoces a través de los que sonaba el himno nacional, se propusieron, como el Séptimo de caballería, recuperar la ciudad de Apatzingan, de 100.000 habitantes.
Pero fue inútil. Nada más llegar, fueron recibidos a tiros en mitad de la plaza y a plena luz del día. Las imágenes de la gente huyendo despavorida abrieron todos los informativos de México. Simultáneamente, el crimen organizado atacaba varias estaciones eléctricas que dejaron a oscuras la región. Aquel mismo día, a pocos kilómetros, Quentin Tarantino clausuraba el Festival de cine de Morelia, capital del estado. Mientras tanto, los Grupos de Autodefensa prometían volver mejor armados y preparados.
Pero para saber realmente qué pasa en Michoacán, lo mejor es acercarse a laiglesia de Apatzingan.
El pasado domingo, durante la homilía de las 11 de la mañana, dedicada a las víctimas de la violencia, el obispo Miguel Patiño hizo un alto en el sermón y pidió a la gente que pierda el miedo. Desde el púlpito, propuso a los feligreses que escribieran el nombre de sus familiares ejecutados en un papel para que lo prendieran con celo de la cruz de madera colocada en el altar. Pero prácticamente nadie se atrevió a escribir ningún nombre.
Desde hace un año, la diócesis, que integra 27 parroquias y 70 sacerdotes de las regiones Sierra Madre del Sur y Tierra Caliente, lleva un macabro registro que semanalmente envía a uno de los encargados de derechos humanos de El Vaticano, el cardenal Karl Josef Becker. Los casos que le han reportado sus creyentes a través del teléfono, el mail o información verbal durante 2013 son: 920 personas asesinadas, 280 levantadas, 42 secuestradas, 238 desaparecidas, 3.000 familias desplazadas y 1.200 despojadas de sus tierras, según el diario 'El Universal'.
Tras la polémica, la diócesis negó a El Mundo la existencia de ese registro pero las amenazas no tardaron en llegar y la Conferencia Episcopal decidió esconder al obispo en un "retiro espiritual".
«Michoacán tiene todas las características de un Estado fallido: los cárteles, la costa para la entrada de la droga, la Sierra Madre para l cultivar marihuana y amapola, y los laboratorios clandestinos para fabricar drogas sintéticas», explica el padre Salvador M. González.
El ejército toma el control
A 180 kilómetros de allí, este lunes el ejército tomó el control del puerto de Lázaro Cárdenas, el más importante del país. Todos los empleados fueron despedidos y el ejército asumió todas las operaciones. «Toman el control de la mina de oro de los Templarios», tituló en portada el diario 'Milenio' en un intento por explicar la dimensión de la operación.
El puerto de Lázaro Cárdenas es la vía de conexión entre México y Asia, un monstruo que realiza diariamente 9.000 operaciones y mueve 20 millones de toneladas de carga cada semestre. Y entre ellas, mucha heroína y componentes químicos para la fabricación de anfetaminas, que proveen de ingresos al cártel de moda, los Caballeros Templarios.
"Estamos recuperando el territorio", reconoció el ministro de Interior, Miguel Ángel Osorio. Según sus datos, los muertos han bajado hasta un 50% desde la llegada de Peña Nieto al poder.
Poco antes de salir huyendo, cuando al obispo le preguntaron sobre el vacío de poder en Michoacán, respondió. «Cuando hay problemas, no hay autobuses, ¿Quién es el que ordena que haya apagones? ¿Quién es el que ordena que no haya tortillas, que no haya gasolina? ¿En manos de quién estamos? Y las autoridades, muy a gusto».
http://www.elmundo.es/internacional/2013/11/06/527a271d63fd3de2138b4589.html
El Estado mexicano, uno de los más violentos, vive una ola de terror
La población se ha organizado en grupos de defensa armados con 'AK-47'
El ejército toma el control del puerto de la droga más importante del país
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Cinco cadáveres hallados en una furgoneta en La Piedad, en el estado de Michoacán. AFP
JACOBO GARCÍA Especial para EL MUNDO México D.F.
Michoacán es un estado indígena, verde y frondoso, con un tamaño dos veces el de Cataluña y ubicado en la costa del pacífico. Un paraíso paisajístico que, sin embargo, tiene dos desgracias: es uno de los estados más pobres de México y está atravesado por uno de los corredores de droga más activos de Latinoamérica. Un pasillo que empieza en el puerto Lázaro Cárdenas y sigue hasta Estados Unidos.
Durante años, entre estas montañas, la única presencia del Estado fue la de miles de policías y alcaldes en la nómina del narco... hasta que se perdió el control. En la actualidad, hasta cuatro cárteles - La Familia Michoacana, Los Zetas, Nueva Generación y los Caballeros Templarios- se disputan la plaza a cara de perro como si fuera un botín.
En un principio, sólo comercializaban la droga. Pero a medida que la presión militar se hizo mayor y el dinero dejo de fluir como antes, aumentó la voracidad recaudatoria de los cárteles. Primero empezaron a exigir derecho de piso a los comerciantes, luego a secuestrar emigrantes centroamericanos, después a extorsionar ganaderos y finalmente lo fueron ocupando todo, incluso los mercadillos callejeros y la piratería.
Grupos de defensa armados
Atrapadas entre esos dos fuegos, hay más de cuatro millones de personas. Pero han gritado «¡Basta ya!» y se han organizado en Grupos de Autodefensa que abarcan ya 43 municipios de Michoacán. El pasado 26 de octubre, en Tepaltcatepc y La Ruana, cientos de pobladores, cansados de la violencia, se reunieron y, armados con 'AK-47' y dos altavoces a través de los que sonaba el himno nacional, se propusieron, como el Séptimo de caballería, recuperar la ciudad de Apatzingan, de 100.000 habitantes.
Pero fue inútil. Nada más llegar, fueron recibidos a tiros en mitad de la plaza y a plena luz del día. Las imágenes de la gente huyendo despavorida abrieron todos los informativos de México. Simultáneamente, el crimen organizado atacaba varias estaciones eléctricas que dejaron a oscuras la región. Aquel mismo día, a pocos kilómetros, Quentin Tarantino clausuraba el Festival de cine de Morelia, capital del estado. Mientras tanto, los Grupos de Autodefensa prometían volver mejor armados y preparados.
Pero para saber realmente qué pasa en Michoacán, lo mejor es acercarse a laiglesia de Apatzingan.
El pasado domingo, durante la homilía de las 11 de la mañana, dedicada a las víctimas de la violencia, el obispo Miguel Patiño hizo un alto en el sermón y pidió a la gente que pierda el miedo. Desde el púlpito, propuso a los feligreses que escribieran el nombre de sus familiares ejecutados en un papel para que lo prendieran con celo de la cruz de madera colocada en el altar. Pero prácticamente nadie se atrevió a escribir ningún nombre.
Desde hace un año, la diócesis, que integra 27 parroquias y 70 sacerdotes de las regiones Sierra Madre del Sur y Tierra Caliente, lleva un macabro registro que semanalmente envía a uno de los encargados de derechos humanos de El Vaticano, el cardenal Karl Josef Becker. Los casos que le han reportado sus creyentes a través del teléfono, el mail o información verbal durante 2013 son: 920 personas asesinadas, 280 levantadas, 42 secuestradas, 238 desaparecidas, 3.000 familias desplazadas y 1.200 despojadas de sus tierras, según el diario 'El Universal'.
Tras la polémica, la diócesis negó a El Mundo la existencia de ese registro pero las amenazas no tardaron en llegar y la Conferencia Episcopal decidió esconder al obispo en un "retiro espiritual".
«Michoacán tiene todas las características de un Estado fallido: los cárteles, la costa para la entrada de la droga, la Sierra Madre para l cultivar marihuana y amapola, y los laboratorios clandestinos para fabricar drogas sintéticas», explica el padre Salvador M. González.
El ejército toma el control
A 180 kilómetros de allí, este lunes el ejército tomó el control del puerto de Lázaro Cárdenas, el más importante del país. Todos los empleados fueron despedidos y el ejército asumió todas las operaciones. «Toman el control de la mina de oro de los Templarios», tituló en portada el diario 'Milenio' en un intento por explicar la dimensión de la operación.
El puerto de Lázaro Cárdenas es la vía de conexión entre México y Asia, un monstruo que realiza diariamente 9.000 operaciones y mueve 20 millones de toneladas de carga cada semestre. Y entre ellas, mucha heroína y componentes químicos para la fabricación de anfetaminas, que proveen de ingresos al cártel de moda, los Caballeros Templarios.
"Estamos recuperando el territorio", reconoció el ministro de Interior, Miguel Ángel Osorio. Según sus datos, los muertos han bajado hasta un 50% desde la llegada de Peña Nieto al poder.
Poco antes de salir huyendo, cuando al obispo le preguntaron sobre el vacío de poder en Michoacán, respondió. «Cuando hay problemas, no hay autobuses, ¿Quién es el que ordena que haya apagones? ¿Quién es el que ordena que no haya tortillas, que no haya gasolina? ¿En manos de quién estamos? Y las autoridades, muy a gusto».
http://www.elmundo.es/internacional/2013/11/06/527a271d63fd3de2138b4589.html
Skorpio- Cantidad de envíos : 9873
Fecha de inscripción : 08/09/2009
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