¡Michoacán, sálvate a ti mismo! – La Opinión de Padre José Luis Segura Barragán

rip 20.09.16 18:09

¡Michoacán, sálvate a ti mismo! – La Opinión de Padre José Luis Segura Barragán

Por Padre José Luis Segura Barragán

El levantamiento de las autodefensas en Michoacán el 24 de febrero del año 2013 es un hecho histórico que no se puede soslayar olímpicamente por los gobernantes, los delincuentes y la sociedad indiferente de nuestro Michoacán y de nuestro México. La enseñanza es muy clara: “si el gobierno no te puede defender, defiéndete por ti mismo, tú lo puedes hacer, pero no te dejes engañar por los políticos corruptos y amigos del narco.” El ideal prístino y originario del levantamiento de los pueblos contra Los Caballeros Templarios, es como un destello de todo movimiento popular que pretende liberarse de los malos gobernantes y de los poderosos inmisericordes, asesinos y rateros de los pobres.

Es el alma del pueblo que se manifiesta en el deseo de ser sujeto de la historia, promotor de su destino y mensajero de un futuro venturoso. Pero el pueblo como el pobre, tiene una fe indigesta y destructiva en sus gobernantes tiranos y en sus verdugos opulentos. La ingenuidad del pobre es tan nítida, frágil y delicada, que el aliento del malo la empaña, emponzoña y destruye. Alfredo Castillo fue la serpiente hedionda enviada a Michoacán por el morador de Los Pinos, el nefasto plagiador de la tesis, el endriago que ahora se traga la cola y se hiere con sus pezuñas.

Desgraciadamente la naturaleza de los líderes terracalenteños carece del temple de los héroes de antaño, aquellos que prefirieron morir, antes que traicionar el ensueño, el ideal, el empeño de realizar la justicia, en la libertad y el consuelo. ¡Vino el depredador blanco, con sus espejitos, abalorios y vidrios corrientes y los sencillos habitantes de la Ruana, Buenavista y Tepalcatepec, entregaron su causa por un reconocimiento engañoso y envenenado, aquel nefasto día en que se uniformaron! ¡Sólo el doctor Mireles se pudre en la prisión que el déspota lo tiene!

El triunfo lo tuvieron en sus manos y lo entregaron a los antiguos delincuentes, que mañosos y sonrientes, asesinaron a los buenos e infiltraron a los traidores, asesinos, ladrones y fabricantes de estupefacientes. ¡Triste día aquél en que doblaron la rodilla los caudillos ante el brillo del oro, el poder, la fama y la traición! ¡Hoy lloran como cobardes lo que no supieron sostener como caudillos! Pero han señalado el camino. Hoy que volvemos a las mismas, que tenemos a las autoridades maridadas con los delincuentes, que un gobernador tiene que negociar con sus compinches y uno le niega la visita, y sin poca ni más vergüenza, se va la autoridad con el rabo entre las patas, pidiendo frías. Y los presidentes municipales, caras de palo, mudos escaparates, que tiemblan ante los criminales y están para hacerles los mandados.

Michoacán se queda sin gasolina y demás artilugios petrolíferos, ya ni para surtir de mercancías sirven sus inútiles excedencias; dependientes del erario, al pueblo le niegan garantías. Pobres escuálidas figuras, dignas del repudio republicano; semillero de traidores al mero estilo carcelario. ¡Michoacán, Michoacán, qué maldición te ha caído con los narcos y políticos; ambos te odian, te destruyen, te avasallan, te asesinan, te despojan de todas las ilusiones y te hunden en la desesperanza, la impotencia y el silencio!

¡Si Morelos renaciera en la raza de bronce de la sierra, aquella que vive entre pineras y el canto de jilgueros y de estrellas! ¡Si Morelos encendiera la valentía en los pueblos dónde anduvo rescatando la Patria del hispano yugo! ¡Ah, Padre Morelos, tú que desde Janitzio nos observas pensaroso, silente y frondoso; enciende en el tarasco espíritu la valentía, el arrojo y la fiera mirada del guerrero invencible, para poder dar la libertad a Nuestro Estado Michoacano!

¿Dónde están los frailes y clérigos intrépidos que denunciaban los atropellos de los insaciables conquistadores ambiciosos? ¿Cómo haremos venir a Tata Vasco, a Fray Juan de San Miguel o a Don Clemente de Jesús Munguía, a que te defienda de la saña de los malos gobernantes, de la crueldad de los narcos y la rapiña de las transnacionales?

Michoacán nos necesita a todos los que nos dedicamos a actividades honestas, para que denunciemos las injusticias y a las autoridades ineptas, para que tengamos compasión unos de otros y para que construyamos un Michoacán pacífico, virtuoso y solidario. Las autodefensas nos mostraron el camino, ahora sin armas, pero sí con tino, podemos contribuir a purificar nuestros pueblos de toda clase de maleantes y de asesinos. Construyamos un Michoacán digno de nuestros antepasados valientes, trabajadores, solidarios y diamantinos.

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