V ERACRUZ: Tiempo de las balas. El sexenio de Javier Duarte, JD, ha sido un regadero de sangre.

ananke 12.07.16 19:12

Luis Velázquez

Veracruz, México; 12 de julio de 2016.- PASAMANOS: El sexenio de Javier Duarte, JD, ha sido un regadero de sangre.

Niños, jóvenes, mujeres, ancianos, hombres, han sido plagiados, desaparecidos y ejecutados, y en muchos casos, sepultados en fosas clandestinas.

La mayoría han muerto.

Veracruz, un camposanto de norte a sur y de este a oeste.

El tiempo de las balas.

Los carteles y cartelitos, echando raíces.

Del trasiego de drogas que fuera Veracruz en los sexenios de Patricio Chirinos, Miguel Alemán y Fidel Herrera, al consumo de drogas con JD.

La delincuencia organizada disputando la plaza, con el conseguido ajuste de cuentas, primero, pero luego, asesinando a civiles para sembrar la incertidumbre y la zozobra, el miedo y el terror.

Cadáveres y hasta decapitados en la vía pública.

A orilla de carretera.

Entre los cañaverales.

Con narco/mensajes.

Fuego cruzado con los pocos elementos policiacos que todavía sueñan con la utopía social, pues muchos, muchísimos se han aliado con los malandros.

Con JD, el reino de Huitzilopochtli, el dios azteca insaciable con la sangre y que apenas, apenitas, en amaneceres de luna llena se satisfacía con vírgenes.

JD, ejerciendo el poder durante casi 6 años como un terremoto social.

Bipolar, temperamental, fuego en las entrañas, vida impetuosa la suya, y tal cual, la transmitió a Veracruz.

Y, en contraparte, a la democracia electoral, a la democracia social (la terrible y espantosa desigualdad económica), a la democracia educativa y de salud, y de seguridad y de justicia, se la llevó el carajo.

Ningún hogar de la tierra jarocha, ninguna familia pude alardear que ya la libró.

Todos, sin excepción, tienen un pariente, un amigo, un compadre, un vecino, un conocido atrapado y sin salida en el dolor y el sufrimiento por un muerto, un desaparecido, un secuestrado.

Por fortuna, Javier Duarte a nadie llora, y por eso resulta insensible al dolor ajeno.

Lo dice la escritora Marcela Turati:

Veracruz, el paraíso terrenal, mudado en la sucursal del infierno.

Un infierno llamado Veracruz.

El Veracruz de Javier Duarte y Arturo Bermúdez Zurita.

BALAUSTRADAS: JD se aproxima al fin del sexenio. El viaje alucinante ha terminado.

Pero el sexto año está terminando igual que los años 2011, 2012, 2013, 2014 y 2015.

Es decir, con la misma constante. El fuego cruzado. La sangre. La muerte de civiles. Policías bajo sospecha de alianzas con los narcos.

Oh paradoja: en tanto JD ha enrocado y despedido a 83 fun

cionarios sin rendir cuentas, el único sobreviviente es el secretario de Seguridad Pública, quien desde hace ratito daña por todos los costados la imagen del gobernador.

Alguna razón poderosa tendrá el góber tuitero para sostener contra viento y marea al llamado Capitán Tormenta, el creador de los policías stripperos.

Y más porque mientras las madres de familia buscanÂ a sus desaparecidos, por lo general, sus hijos, el Capitán Tormenta permanece impasable, intocable, impoluto.

En un país democrático, con el simple hecho de quedar demostrado que 8 policías de Seguridad Pública detuvieron a los 5 jóvenes de Playa Vicente en Tierra Blanca y los entregaron a los malosos, el titular del ramo habría sido destituido y sujeto a un proceso penal.

Simple y llanamente, porque es el capitán de la nave, el jefe máximo del barco, el mero mero.

Por el contrario, el góber tuitero lo sostiene, pues de tal envergadura ha de ser la alianza, la sociedad, la complicidad entre ambos.

Y es que por la indolencia y el principio de Peter de Arturo Bermúdez, a JD lo han encarado y gritado con manoteos y reprochado su fallido Estado de Derecho.

Más, mucho más se encabritó Javier Duarte contra Adolfo Mota y Harry Grappa cuando lo abuchearon en el Teatro del Estado por llegar tarde a un concierto… que cuando las madres de familia han denunciado la turbulencia en el diario vivir.

ESCALERAS: En el ajuste y reajuste de fuerzas malandrescas, 18 reporteros y fotógrafos han sido asesinados, más tres desaparecidos, más tres exiliados.

Más 20 activistas sociales ejecutados, el último de los cuales, JairoGuarneros, de Orizaba, salvó la vida, por fortuna.

También 20 litigantes de barandilla con un gran sentido social han perdido la vida.

1,500 desaparecidos, de los cuales 144 son menores de edad.

El reguero de sangre con JD será el estigma que lo marcará para siempre.

Incluso, JD se ha puesto al nivel de Agustín Acosta Lagunes (1980/1986) cuando “La Sonora Matancera”, integrada por caciques regionales y sicarios, eran dueños de la vida cotidiana…, como ahora, los malandros y malandritos.

JD tiene un despapaye con el destino social del dinero público tanto federal como estatal.

Pero nunca, jamás, podrá cotejarse tal apocalipsis con tanto dolor sembrado en las familias de Veracruz y que a JD, además, le han valido, sin contar el pitorreo.

“Yo, dijo Flavino Ríos Alvarado, ordené madrear a los viejitos pensionados”, nada más para que nunca olviden el nombre del Jefe Máximo.

Un sexenio ensangrentado por todos costados.

Nunca pudo JD en su infancia y adolescencia jugar a los buenos y a los malos con pistolitas de juguete y por eso mismo ahora se entretiene jugando en la cancha jarocha.

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