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Silencio en los Pinos ante carta de intelectuales, artistas y periodistas
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Silencio en los Pinos ante carta de intelectuales, artistas y periodistas
rip 01.09.15 0:17
Silencio en los Pinos ante carta de intelectuales, artistas y periodistas
por Lilia Baizabal
17 agosto, 2015
“Una injusticia hecha al individuo es una amenaza hecha a toda la sociedad“: Montesquieu
Silencio total el de la presidencia de la República que encabeza Enrique Peña Nieto ante la carta que intelectuales, periodistas, escritores y artistas de México y el mundo le enviaron para exigir que su gobierno detenga los asesinatos de comunicadores en todo el país, pero especialmente en el estado de Veracruz donde han muerto victimados ya 15 comunicadores.
La carta fue firmada gente como el editor de la revista estadounidense New Yorker, David Remnick; el ex corresponsal del diario The New York Times en México, Alan Riding; el director adjunto del diario español El País, Juan Cruz; los escritores Martín Caparrós y Juan Villoro; el reportero Jon Lee Anderson, y los cineastas mexicanos Guillermo del Toro y Alfonso Cuarón.
Resulta increíble que los funcionarios del gobierno federal hayan preferido guardar silencio que emitir una respuesta clara y contundente respecto a la exigencia de personalidades del mundo intelectual y hasta del cine, que demandan una rápida intervención y acción del gobierno de EPN contra la cacería de comunicadores en Veracruz, pero también en todo México.
Y es que desde el año 2000 decenas de comunicadores han sido víctimas de homicidio en todo el país, y más de 30 continúan desaparecidos. Más de 90 en lo que va de esté año.
Veracruz ocupa el nada honroso primer lugar en el país en crímenes de comunicadores. Suman 15 asesinados, 4 desaparecidos y más de 50 desplazados de la entidad a otras partes del país y del extranjero por recibir amenazas contra sus integridades. La lista crece y las autoridades federales continúan cruzados de brazos.
Todos, absolutamente todos los crímenes continúan impunes pues a los funcionarios federales, estatales y municipales que representan instancias de seguridad, de defensa a la libertad de expresión de manejo de política interna del país y de la misma presidencia de la República se han mantenido con los brazos cruzados.
El asesinato que termina uniendo al mundo intelectual de México y el mundo en una exigencia contundente al gobierno de Enrique Peña Nieto para que actúen de una vez por todas, es el del fotoreportero Rubén Espinosa amenazado muchas veces en Veracruz y asesinado brutalmente en la colonia Narvarte de la ciudad de México.
Rubén Espinosa Becerril fotógrafo de Proceso en el estado de Veracruz y de la agencia AVC, fue cazado y asesinado junto con la activista Nadia Vera Pérez misma que también había sido víctima de amenazas y que recién había llegado de Veracruz para poner distancia ante el temor de que algo le pudiese suceder.
En medio de esta evidente encomienda de asesinato- que las autoridades de Procuración de Justicia del D.F pretenden resolver como un simple móvil de robo, fueron víctimas otras mujeres jóvenes Olivia Alejandra Negrete Avilés, Yessenia Quiroz Alfaro, y Mile Virginia Martín esta última colombiana.
Como ya son costumbre las complicidades del poder, una y otra vez, la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal a través de su vocero, se ha dedicado a filtrar a medios de comunicación oficialistas o que reciben millonadas mensuales en publicidad del Distrito Federal o del Gobierno Federal, que las víctimas se merecían morir porque –andaban en malos pasos-.
Una y otra vez continúan repitiendo el mismo guión que las autoridades de procuración de justicia del estado de Veracruz han anunciado en cada historia de asesinato. Lo sabemos bien porque en todos los casos, incluyendo en el de Regina Martínez, las conclusiones de la autoridad es que los reporteros asesinados –tenían malas amistades, recibían dinero de la delincuencia o habían tenido alguna relación con sus asesinos-.
Son tan mediocres y pusilánimes que ya no tienen otras historias que ofrecer a la opinión pública. En realidad, no hay un solo detenido tras las masacres de ya 15 comunicadores de los que continúan enlodando sus memorias pues les resulta más fácil eso, que investigar, llegar al fondo de los hechos y detener a los responsables.
Se espera que el Secretario de Gobernación Miguel Osorio Chong, que no ha sido capaz de resolver nada respecto a la brutal inseguridad que permea en muchas regiones del país, ofrezca una inmediata respuesta a la demanda que artistas, intelectuales, cineastas están exigiendo a través de la misiva que hicieron pública ayer y de la que los medios oficialistas, guardaron silencio.
Quedó claro que el asesinato de Rubén Espinosa, Nadia Vera y otras personas en la colonia Narvarte, sirvió bastante bien para sacar de la agenda el tema de la fuga de Joaquín Guzmán Loera, mejor conocido como ” El Chapo Guzmán”, que había acaparado la atención de medios de comunicación nacional e internacional.
Escarnio y burla en las redes por el caso del Chapo, justo cuando estaba a punto de descubrirse la verdad sobre el teatro montado por la fuga de este personaje, sucede un asesinato brutal que lleva dos semanas acaparando la atención de medios de comunicación nacionales e internacionales y ahora como vemos, hasta del mundo artístico, cultural, del espectáculo.
Va siendo constante que a cada escándalo que evidencia la mala actuación de funcionarios federales o estatales, surge un caso de asesinato de líderes sociales, comunicadores, defensores de derechos humanos y otros que también han sido señalados, para que con sus muertes se advierta que todo el que se queje, denuncie o proteste, tiene que estar dispuesto a poner en riesgo su vida.
Estamos ante el regreso de una censura peor, mucho peor que la del año 1968 y lo más preocupante es que las instancias que se supone están para garantizar seguridad, justicia y defensa de los derechos humanos, libertad de expresión están ciegos, sordos y mudos para conveniencia del Sistema y sus cómplices.
De muy poco sirve que se revisen y se mejoren los mecanismos de Protección de Periodistas y Defensores de Derechos Humanos en el Distrito Federal y a nivel federal, si en los hechos, no existe voluntad política de autoridades federales y estatales para procurar justicia y evitar que continúen los asesinatos de comunicadores y defensores de derechos humanos.
A como están las cosas, está claro que sólo hasta que el pueblo de México y Veracruz reaccione y salgan a las calles tomando medidas más drásticas podrán las autoridades responder con acciones concretas.
Mientras gran parte de la sociedad continúe indolente de las desapariciones, asesinatos de mujeres jóvenes, de defensores de derechos humanos, líderes sociales, comunicadores, agresiones contra jóvenes que protestan, robo de menores y demás acciones que están registrándose con frecuencia en todo el país, nada va a cambiar.
En tanto unos pocos sean los que si salen a marchar y a protestar y los más prefieran quedarse en su casa observando telenovelas, futbol, box o demás, se ve difícil que los problemas de violencia y corrupción en México puedan detenerse de manera inmediata.
Se hace necesaria una mayor participación y organización de la sociedad para lograr los cambios que necesita el país.
El pueblo tiene que despertar, tiene que tratar de participar más, ser activo; y si no hay bastante gente que participe, entonces ocurren cosas como las que han ocurrido en todo el país. Más gente tiene que participar, organizarse, hacer multitud. Pues el exceso de violencia, asesinatos, abusos, es resultado de una evidente complicidad de la clase política corrupta y las mafias que están acabando con los recursos naturales, con los recursos públicos y demás.
Sí, urge que el pueblo de México despierte y considere que debe dejar su actitud de indiferencia y movilizarse en unidad, pues en menos que se lo imagine, la violencia le estará tocando a su puerta y entonces por experiencia propia, verá que tenían razón todos los que tuvieron el valor de salir a dar la cara en un caso de abuso, violencia o denuncia de corrupción.
Ojalá que para entonces, no sea demasiado tarde.
plumaslibres
por Lilia Baizabal17 agosto, 2015
“Una injusticia hecha al individuo es una amenaza hecha a toda la sociedad“: Montesquieu
Silencio total el de la presidencia de la República que encabeza Enrique Peña Nieto ante la carta que intelectuales, periodistas, escritores y artistas de México y el mundo le enviaron para exigir que su gobierno detenga los asesinatos de comunicadores en todo el país, pero especialmente en el estado de Veracruz donde han muerto victimados ya 15 comunicadores.
La carta fue firmada gente como el editor de la revista estadounidense New Yorker, David Remnick; el ex corresponsal del diario The New York Times en México, Alan Riding; el director adjunto del diario español El País, Juan Cruz; los escritores Martín Caparrós y Juan Villoro; el reportero Jon Lee Anderson, y los cineastas mexicanos Guillermo del Toro y Alfonso Cuarón.
Enrique Peña Nieto y su gobierno no respondieron ante la exigencia de justicia de escritores, cineastas, artistas y demás para frenar asesinatos de comunicadores
Y es que desde el año 2000 decenas de comunicadores han sido víctimas de homicidio en todo el país, y más de 30 continúan desaparecidos. Más de 90 en lo que va de esté año.
Veracruz ocupa el nada honroso primer lugar en el país en crímenes de comunicadores. Suman 15 asesinados, 4 desaparecidos y más de 50 desplazados de la entidad a otras partes del país y del extranjero por recibir amenazas contra sus integridades. La lista crece y las autoridades federales continúan cruzados de brazos.
Todos, absolutamente todos los crímenes continúan impunes pues a los funcionarios federales, estatales y municipales que representan instancias de seguridad, de defensa a la libertad de expresión de manejo de política interna del país y de la misma presidencia de la República se han mantenido con los brazos cruzados.
El asesinato que termina uniendo al mundo intelectual de México y el mundo en una exigencia contundente al gobierno de Enrique Peña Nieto para que actúen de una vez por todas, es el del fotoreportero Rubén Espinosa amenazado muchas veces en Veracruz y asesinado brutalmente en la colonia Narvarte de la ciudad de México.
Rubén Espinosa Becerril fotógrafo de Proceso en el estado de Veracruz y de la agencia AVC, fue cazado y asesinado junto con la activista Nadia Vera Pérez misma que también había sido víctima de amenazas y que recién había llegado de Veracruz para poner distancia ante el temor de que algo le pudiese suceder.
En medio de esta evidente encomienda de asesinato- que las autoridades de Procuración de Justicia del D.F pretenden resolver como un simple móvil de robo, fueron víctimas otras mujeres jóvenes Olivia Alejandra Negrete Avilés, Yessenia Quiroz Alfaro, y Mile Virginia Martín esta última colombiana.
Como ya son costumbre las complicidades del poder, una y otra vez, la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal a través de su vocero, se ha dedicado a filtrar a medios de comunicación oficialistas o que reciben millonadas mensuales en publicidad del Distrito Federal o del Gobierno Federal, que las víctimas se merecían morir porque –andaban en malos pasos-.
Una y otra vez continúan repitiendo el mismo guión que las autoridades de procuración de justicia del estado de Veracruz han anunciado en cada historia de asesinato. Lo sabemos bien porque en todos los casos, incluyendo en el de Regina Martínez, las conclusiones de la autoridad es que los reporteros asesinados –tenían malas amistades, recibían dinero de la delincuencia o habían tenido alguna relación con sus asesinos-.
Son tan mediocres y pusilánimes que ya no tienen otras historias que ofrecer a la opinión pública. En realidad, no hay un solo detenido tras las masacres de ya 15 comunicadores de los que continúan enlodando sus memorias pues les resulta más fácil eso, que investigar, llegar al fondo de los hechos y detener a los responsables.
Se espera que el Secretario de Gobernación Miguel Osorio Chong, que no ha sido capaz de resolver nada respecto a la brutal inseguridad que permea en muchas regiones del país, ofrezca una inmediata respuesta a la demanda que artistas, intelectuales, cineastas están exigiendo a través de la misiva que hicieron pública ayer y de la que los medios oficialistas, guardaron silencio.
Quedó claro que el asesinato de Rubén Espinosa, Nadia Vera y otras personas en la colonia Narvarte, sirvió bastante bien para sacar de la agenda el tema de la fuga de Joaquín Guzmán Loera, mejor conocido como ” El Chapo Guzmán”, que había acaparado la atención de medios de comunicación nacional e internacional.
Escarnio y burla en las redes por el caso del Chapo, justo cuando estaba a punto de descubrirse la verdad sobre el teatro montado por la fuga de este personaje, sucede un asesinato brutal que lleva dos semanas acaparando la atención de medios de comunicación nacionales e internacionales y ahora como vemos, hasta del mundo artístico, cultural, del espectáculo.
Va siendo constante que a cada escándalo que evidencia la mala actuación de funcionarios federales o estatales, surge un caso de asesinato de líderes sociales, comunicadores, defensores de derechos humanos y otros que también han sido señalados, para que con sus muertes se advierta que todo el que se queje, denuncie o proteste, tiene que estar dispuesto a poner en riesgo su vida.
Estamos ante el regreso de una censura peor, mucho peor que la del año 1968 y lo más preocupante es que las instancias que se supone están para garantizar seguridad, justicia y defensa de los derechos humanos, libertad de expresión están ciegos, sordos y mudos para conveniencia del Sistema y sus cómplices.
De muy poco sirve que se revisen y se mejoren los mecanismos de Protección de Periodistas y Defensores de Derechos Humanos en el Distrito Federal y a nivel federal, si en los hechos, no existe voluntad política de autoridades federales y estatales para procurar justicia y evitar que continúen los asesinatos de comunicadores y defensores de derechos humanos.
A como están las cosas, está claro que sólo hasta que el pueblo de México y Veracruz reaccione y salgan a las calles tomando medidas más drásticas podrán las autoridades responder con acciones concretas.
Mientras gran parte de la sociedad continúe indolente de las desapariciones, asesinatos de mujeres jóvenes, de defensores de derechos humanos, líderes sociales, comunicadores, agresiones contra jóvenes que protestan, robo de menores y demás acciones que están registrándose con frecuencia en todo el país, nada va a cambiar.
En tanto unos pocos sean los que si salen a marchar y a protestar y los más prefieran quedarse en su casa observando telenovelas, futbol, box o demás, se ve difícil que los problemas de violencia y corrupción en México puedan detenerse de manera inmediata.
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Ojalá que para entonces, no sea demasiado tarde.
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